La vida no es como el teatro, que puedes ensayar las veces que quieras, hasta que te salga bien. Tienes que arriesgarte. Y cuando lo consigas, no esperes que te aplaudan y se baje el telón.
lunes, 27 de diciembre de 2010
domingo, 26 de diciembre de 2010
Básicamente quiero que me haga sentir que no estoy desaprovechando mi vida, porque es muy corta. Quiero que me abra las piernas y no el cielo,
pero que lo haga cada noche. No quiero que sepa mentirme, pero si lo hace que no me importe porque se deja su alma cuando está conmigo.
Quiero que sea generoso porque puede y quiere, no por obligación. Quiero que tenga sangre en las venas, y que me grite lo puta que soy cuando le abandono.
Quiero un poco de ética; que le dé igual lo que haga cuando no estoy con él,porque sabe que no voy a encontrar a nadie mejor.
Quiero que me tiemblen las rodillas cuando me agarra la nuca, que me rompa los botones y que no se agache a recogerlos.Quiero,quiero,quiero..te quiero a ti.
jueves, 23 de diciembre de 2010
lunes, 20 de diciembre de 2010
domingo, 19 de diciembre de 2010
lunes, 6 de diciembre de 2010
3MSC
Fuera de mi ventana sólo veo coches veloces, motos alocadas, que dejan el tráfico atrás. He aprendido una pequeña verdad, el mundo te quiere rápido para que llegues a tiempo. Te quiere veloz para recordar sólo el sonido de tus pasos y es por eso que cuando te acuerdas que no vas a ningún lado aceleras.
Tu y yo, a tres metros sobre el cielo.
De algo estoy seguro.
No podrá quererla como la quería yo, no podrá adorarla de ese modo, no sabrá advertir hasta el menor de sus dulces movimientos, de aquellos gestos imperceptibles de su cara.
Es como si sólo a mí se me hubiera sido concedida la facultad de ver, de conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos.
Nadie podrá ver nunca lo que yo he visto. Y él menos que ninguno.
Él, incapaz de amarle, incapaz de verle verdaderamente, de entenderla, de respetarla.
Él no se divertirá con esos tiernos caprichos
No podrá quererla como la quería yo, no podrá adorarla de ese modo, no sabrá advertir hasta el menor de sus dulces movimientos, de aquellos gestos imperceptibles de su cara.
Es como si sólo a mí se me hubiera sido concedida la facultad de ver, de conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos.
Nadie podrá ver nunca lo que yo he visto. Y él menos que ninguno.
Él, incapaz de amarle, incapaz de verle verdaderamente, de entenderla, de respetarla.
Él no se divertirá con esos tiernos caprichos
viernes, 3 de diciembre de 2010
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