La vida no es como el teatro, que puedes ensayar las veces que quieras, hasta que te salga bien. Tienes que arriesgarte. Y cuando lo consigas, no esperes que te aplaudan y se baje el telón.
Tú, tus penas y tus alegrías, tus recuerdos y tus ambiciones, tu sentido de identidad personal y de libre albedrío, no son de hecho más que el comportamiento de un vasto ensamblado de células nerviosas y sus moléculas asociadas. No eres más que un paquete de neuronas.
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